lunes, 4 de noviembre de 2019

Términos 7-8-9


Terminos 7 8-9 de Sara Ruiz Arilla

 -Explica las causas de la invasión musulmana y de su rápida ocupación de la Península.
Durante el califato del Omeya Alwalid se produjo la segunda ola de la expansión
territorial del Islam. En el occidente el poder islámico ya se había asentado
sólidamente en el norte de África, donde el cargo de gobernador recayó en el árabe
Musa ibn Nusayr.
En la otra orilla del Mediterráneo, la situación del Estado visigodo de Hispania
era decadente. Los signos de descomposición eran claros: crisis política y debilidad depor el trono, querellas internas y malestar social, regresión económica y disensiones
doctrinales entre el catolicismo oficial y el arrianismo extendido entre el pueblo.
Esta situación de fragilidad del poder y de descontento por parte de algunos
sectores sociales hispanos fue aprovechada por el Estado islámico, que se hallaba en
plena fase de expansión territorial y al que se acababa de incorporar la población
norteafricana. Tras unas expediciones de tanteo en 709-710, el año 711 el ejército
bereber musulmán cruzó el estrecho de Gibraltar y se apoderó de Algeciras. Tras
vencer al rey Rodrigo en el río Barbate, el lugarteniente de Musa, Tariq siguió
avanzando en la conquista y la propia capital del reino visigodo, Toledo, se le entregó.
El año 712 Musa llegó también a la Península Ibérica con un ejército formado por
árabes en su mayoría que abrió otro frente de conquista hasta reunirse y, desde
Toledo, ambos ejércitos se dirigieron a conquistar el valle del Ebro. Zaragoza cayó en
714 y la expansión continuó hacia el norte. La conquista y organización de la nueva
provincia se completó con el hijo de Musa, Abdelaziz, nombrado gobernador de AlÁndalus
cuando su padre fue a rendir cuentas de la conquista ante el califa de
Damasco. En cinco años los musulmanes conquistaron prácticamente toda la
Península Ibérica. Fue una ocupación rápida y fácil, sin apenas resistencia porque los
musulmanes respetaban la preeminencia social de los visigodos, y les dejaban
mantener su religión y sus bienes patrimoniales a cambio de tributos y de someterse a
su autoridad.
Cabe destacar también la sencillez y funcionalidad de la religión musulmana y su
parecido doctrinal con la versión arriana del cristianismo y las ventajas de pertenecer a
un sistema de gran desarrollo y fortaleza en todos los aspectos (económico, político,
cultural, etc.) como era el islam en la Alta Edad Media.
Hispania quedó incluida dentro del Imperio islámico con el nombre de al-Ándalus
y se convirtió en una provincia o emirato musulmán dependiente del califato omeya de
Damasco. Solo las regiones montañosas de las zonas cantábrica y pirenaica quedaron
fuera del control de los musulmanes.


-Describe la evolución política de Al Ándalus.
Fases de la evolución política de al-Ándalus:
-Emirato dependiente (711-756). Desde la conquista de 711, la nueva provincia
del Imperio islámico en la Península Ibérica, que recibió el nombre de al-Andalus,
quedó al mando de un gobernador (walí) delegado del gobernador del Magreb que, a
su vez, ejercía el poder por delegación del califa de Damasco. Este periodo de los
gobernadores estuvo marcado por la rivalidad entre los clanes árabes y los intentos de
expansión más allá de los Pirineos.
-Emirato independiente (756-929). En 756, Abderrahmán I, único superviviente
de los Omeyas destituidos y aniquilados en Oriente por la nueva dinastía califal, la
Abbasí, se instaló en Córdoba con el título de emir.
Ese emirato omeya, independiente del califa Abbasí de Bagdad, duró más de
siglo y medio durante el cual se profundizó en la islamización y arabización de la
población andalusí. Los emires debieron hacer frente a diversas revueltas internas,
fundamentalmente en las Marcas o zonas fronterizas, y a la presión de los reinos
cristianos que desde el norte peninsular iban ganando terreno.-Califato omeya de Córdoba (929-1031). Abderrahmán III se proclamaría califa
en Córdoba en 929, restaurando la autoridad omeya dentro y fuera de sus fronteras e
iniciando la etapa más floreciente del islam andalusí. Pero con el tercer califa el poder
efectivo cayó en manos de su mayordomo Almanzor, quien ejerció una dictadura
personal durante la cual la actividad militar contra los reinos cristianos fue muy
intensa. La dictadura continuó con sus hijos hasta 1009, cuando en el califato andalusí
comenzó una guerra civil que llevaría a su caída y desmembración en diversos reinos
de taifas independientes gobernados por linajes árabes, bereberes, muladíes o
eslavos, todos enfrentados entre sí.
-Reinos de Taifas (1031-1086). La desintegración del califato provocó la
formación de pequeños Estados independientes llamados taifas. Estos comenzaron a
enfrentarse entre sí lo cual fue aprovechado por los reinos cristianos para imponerles
tributos y avanzar en su conquista. Este periodo es uno de los más brillantes
culturalmente, pero su debilidad política y sus enfrentamientos marcan el inicio de la
decadencia de la presencia musulmana en la península.
-Dinastías norteafricanas (1086-1237). En ayuda del islam andalusí llegaron
desde el Magreb los Almorávides en 1086 quienes, ante la desunión de los reyes de
taifas, los destituyeron y anexionaron a su Imperio. A mediados del siglo XII fueron
sustituidos en el control de sus territorios magrebíes y andalusíes por otro grupo del
mismo origen, los Almohades. Estos en 1146 enviaron sus tropas para frenar a los
cristianos, pero en 1212 fueron derrotados por los cristianos, cuyo avance territorial
era ya imparable.
-Reino nazarí de Granada (1237-1492). A inicios del siglo XIII la autoridad
política de los almohades era débil y a mediados de siglo al-Ándalus quedó reducido al
reino nazarí de Granada. Este se mantuvo como reino islámico durante más de dos
siglos, aunque tributario del rey castellano, hasta acabar siendo anexionado al reino
cristiano de los Reyes Católicos en 1492 cuando éstos pactaron con el rey Boabdil la
rendición de Granada.


-Resume los cambios económicos, sociales y culturales introducidos por los musulmanes en Al Ándalus.
La unificación de los habitantes del territorio islámico siguió dos procesos: la
islamización y la arabización. Ambos fueron progresivos pero muy intensos y
extensos. La adopción de la lengua árabe afectó también a los no-musulmanes, de
forma que toda la población andalusí hablaba árabe y todos participaron de la cultura
araboislámica.
La actividad económica predominante el al-Ándalus fue la agrícola. Impulsaron
los cereales, la vid y el olivo. Perfeccionaron los sistemas de regadío (acequias y
norias) e introdujeron arroz, cítricos, algodón, azafrán… Destacó la apicultura y en
ganadería la oveja y el caballo.
La ciudad vivió una revitalización y la economía urbana basada en la artesanía y
el comercio fueron claves. Prosperó la producción de tejidos de seda o lino, el trabajo
del cuero, la fabricación de cerámica y vidrio… El comercio, favorecido por la
acuñación de moneda, fue muy importante gracias a una extensa red urbana y a un
eficaz sistema de comunicaciones. Se exportaban productos de lujo y agrarios y se
importaban materias primas, armas y esclavos.
La sociedad andalusí fue urbana; los musulmanes fundaron nuevas ciudades
como Madrid y Guadalajara. Estas se organizaban alrededor de la medina y en ella se
ubicaban la mezquita, la alcazaba (recinto fortificado) y el zoco (mercado). La
sociedad estaba encabezada por una aristocracia árabe o hispanovisigoda
(paulatinamente islamizada), que poseía las mejores tierras y ocupaba cargos
públicos. Debajo de ellos estaban los guerreros, agricultores, artesanos,
comerciantes... formado por bereberes, muladíes, cristianos (mozárabes) y judíos. Les

seguían los libertos (esclavos que habían conseguido su libertad al convertirse al
islam) y los esclavos (de origen africano o eslavo).
En el campo científico destacaron Maimónides y Averroes y se desarrollaron la
astronomía, las matemáticas, la medicina.... Los musulmanes actuaron como
transmisores de conocimientos, sobre todo del mundo helenístico y del Oriente:
destacó Avempace o Averroes, redescubridor de Aristóteles. Córdoba fue uno de los
focos más activos culturalmente del mundo islámico. La Península Ibérica fue,
precisamente, el puente que trasvasó esos grandes avances intelectuales y científicos
a Europa occidental.
Nuestro léxico conserva muchas palabras de origen árabe. El arte, fue una
mezcla del islámico y de las tradiciones romana y visigoda: destacan la Mezquita de
Córdoba, la Alhambra de Granada y la Aljafería de Zaragoza.


 

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