viernes, 5 de febrero de 2021

Tema 4 4º ESO, España en es S. XIX



RESUMEN DEL TEMA 

 

La guerra de la Independencia (1808-1814)

 Cuando estalló la Revolución francesa y Luis XVI fue ejecutado, España declaró la guerra a Francia, pero fue derrotada. Las tropas francesas atravesaron España para llegar a Portugal y ocuparon algunas ciudades, creando un gran malestar que estalló en el Motín de Aranjuez. Carlos IV abdicó en su hijo, Fernando VII. Napoleón trasladó a la familia real a la ciudad francesa de Bayona y la obligó a abdicar en favor de su hermano José Bonaparte, que se convirtió en rey de España.

 El 2 de mayo de 1808, se produjo una sublevación popular en Madrid, seguida por otros levantamientos. Así comenzó la guerra de la Independencia, que, además, dividió a la población española entre afrancesados, que reconocieron a José I como rey, y fernandinos, fieles a Fernando VII. Aprovechando el declive militar de Napoleón, tropas españolas e inglesas, al mando del duque de Wellington, derrotaron a los franceses y Fernando VII fue repuesto en el trono.

 La guerra tuvo consecuencias políticas: hubo un vacío de poder en las zonas sublevadas, donde se crearon Juntas para organizar la lucha. Se creó la Junta Central Suprema que convocó Cortes Constituyentes en Cádiz. Allí se sentaron las bases de la España contemporánea: aprobaron reformas para poner fin al Antiguo Régimen y se elaboró la Constitución de 1812, aprobada el 19 de marzo. Esta reflejaba los principios del liberalismo político: la soberanía nacional y el principio de división de poderes; legislativo (rey y Cortes), ejecutivo (rey) y judicial (tribunales de justicia). También reconocía importantes derechos, como la igualdad ante la ley, el derecho a la propiedad y la libertad, aunque la guerra hizo difícil su aplicación.

 El reinado de Fernando VII (1814-1833)

 ·        El Sexenio Absolutista (1814-1820). Fernando VII regresó a España en 1814. Decretó la abolición de la Constitución de 1812 y de la legislación de las Cortes de Cádiz, gobernando como rey absoluto, con una vuelta al Antiguo Régimen.

 ·         El Trienio Liberal (1820-1823). En 1820 triunfó el pronunciamiento liberal dirigido por Riego, que proclamó la Constitución de 1812. El rey tuvo que jurar la Constitución, liberar a los liberales encarcelados y convocar las Cortes. Además, se restauraron las reformas que se habían aprobado en las Cortes de Cádiz.

 ·         El final del absolutismo (1823-1833). Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción, que derogaba la Ley Sálica, para que su hija Isabel pudiera reinar. Cuando murió, la reina María Cristina se hizo cargo del gobierno porque Isabel era menor de edad. Pero, a su vez, Carlos de Borbón se proclamó rey, dando lugar a la primera guerra carlista (1833-1840). La guerra fue un conflicto dinástico y un enfrentamiento ideológico entre dos bandos: los liberales, que apoyaban a Isabel, y los carlistas, que defendían el absolutismo y la vuelta al Antiguo Régimen.

La independencia de Hispanoamérica

 A comienzos del siglo xix surgieron movimientos independentistas en las colonias americanas, porque las ideas del liberalismo y el nacionalismo se difundieron por el continente. En el proceso de independencia se pueden distinguir dos fases:

 ·        De 1808 a 1815: se crearon Juntas también en territorios americanos que proclamaron su independencia e incluso promulgaron Constituciones. El regreso de Fernando VII al trono en 1814 supuso la restauración del poder español en América, y recuperó la mayoría de los territorios que había perdido.

 

·         De 1816 a 1824: el movimiento comenzó en Argentina bajo el liderazgo del general San Martín, que proclamó la independencia de este territorio en 1816. Simón Bolívar consiguió la independencia de Colombia. México obtuvo la independencia en 1821, Bolivia la logró en 1825, y Uruguay, en 1828.

Isabel II y la construcción del Estado liberal (1833-1868)

 ·        El triunfo del liberalismo (1833-1844). Al ser menor de edad, la primera regente fue la reina María Cristina, que quiso mantener el absolutismo, pero el comienzo de la guerra carlista la obligó a buscar el apoyo de los liberales moderados. Los progresistas tomaron medidas para acabar con el Antiguo Régimen y la reina dimitió. Asumió la regencia el general Espartero, quien gobernó de forma autoritaria y su regencia acabó tras la sublevación de 1843.

 ·        La Década Moderada (1844-1854). Durante los primeros años del reinado, Isabel II encargó la formación de Gobierno solo a los moderados. Se limitaron algunos derechos individuales y el Estado se organizó de forma centralista. La política ultraconservadora llevó a la radicalización de los progresistas y a la escisión de demócratas y republicanos.

 ·        El Bienio Progresista (1854-1856). Hubo una gran actividad legislativa: la ley de ferrocarriles, la Constitución que no llegó a ser promulgada y la desamortización de Madoz. La crisis económica, los conflictos sociales y las luchas por el poder hicieron que en 1856 la reina encargara la formación de Gobierno a O ́Donnell.

 ·        Moderados y unionistas (1856-1868). La Unión Liberal, un partido centrista que alternó en el Gobierno con los moderados hasta 1868, dio cierta estabilidad, pero la crisis económica se acentuó y, desde 1866, progresistas y demócratas buscaron derrocar a Isabel II.

 El Sexenio Democrático (1868-1874)

 ·        El final del reinado de Isabel II. Se produjeron numerosas revueltas populares a causa de la crisis. Los progresistas, los republicanos y los demócratas eran excluidos del poder y rechazaban el conservadurismo de los Gobiernos. Firmaron el Pacto de Ostende para derrocar a Isabel II y democratizar la vida política.

   

·        La revolución de 1868. La gloriosa. Se constituyó un Gobierno provisional presidido por Serrano, que convocó elecciones a Cortes Constituyentes. Se aprobó la Constitución de 1869, el primer texto democrático de la historia de España. Contenía una amplia declaración de derechos y reconocía el sufragio universal masculino. La monarquía se mantuvo como forma de gobierno y Serrano fue nombrado regente hasta que se eligiera un rey.

·        La monarquía de Amadeo I (1871-1873). Las Cortes eligieron rey a Amadeo de Saboya, que llegó a España poco después del asesinato del general Prim, principal defensor de su candidatura. Amadeo I fue un rey democrático, pero tuvo que hacer frente a la oposición de los monárquicos, la Iglesia y los republicanos. Finalmente, Amadeo I abdicó.

 ·        La Primera República. Las Cortes proclamaron la Primera República española, que duró solo nueve meses. Tuvo que hacer frente al movimiento cantonalista, la guerra de Cuba y la tercera guerra carlista. En esta situación de caos, el general Pavía dio un golpe de Estado y disolvió las Cortes. Un nuevo pronunciamiento, protagonizado por el general Martínez Campos en diciembre de 1874, restauró la dinastía de los Borbones con Alfonso XII, hijo de Isabel II.

 La Restauración

 Fue un periodo de estabilidad política que se basó en dos pilares: la nueva Constitución de 1876 y la alternancia en el poder de los dos grandes partidos. Para satisfacer a los progresistas y a los demócratas el texto incluyó una amplia relación de derechos y libertades, mientras que para satisfacer a los moderados, proclamó la confesionalidad del Estado y la soberanía compartida entre las Cortes y el rey.

 El ejercicio del poder quedó en manos de dos únicos partidos políticos: el Partido Conservador (liderado por Cánovas) y el Partido Liberal (liderado por Sagasta). Se aprobó el sufragio universal masculino (1890), pero se dejaba fuera del Gobierno a tres grupos cada vez más representativos: los anarquistas, los socialistas y los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos.

La Revolución Industrial en España

 España seguía siendo un país fundamentalmente agrario y los políticos liberales tomaron medidas para liberar la tierra de las trabas del Antiguo Régimen. Entre ellas destacaron las desamortizaciones, en las que el Estado vendía a particulares tierras amortizadas, que no se podían comprar ni vender. Hubo dos grandes desamortizaciones: la de Mendizábal (1836-1844), en la que se vendieron tierras de la Iglesia; y la de Madoz (1855), que afectó a bienes de los ayuntamientos y otras instituciones. Muchos burgueses compraron tierras y mejoraron los métodos de cultivo, aumentando la producción.

 La Revolución Industrial se inició en España más tarde que en otros países europeos, porque la mayoría del hierro se exportaba, las infraestructuras de transporte eran deficientes y no existía un mercado interior por la escasez de capitales propios. Las primeras industrias se desarrollaron en Cataluña (industria textil del algodón) y en Andalucía, el País Vasco y Asturias (industria siderúrgica). El primer ferrocarril español empezó a funcionar en 1848 y comunicaba Barcelona y Mataró.

La población española creció en el siglo xix, pero a un ritmo menor. Un gran número de campesinos abandonaron el campo y se dirigieron a las ciudades, y muchos emigraron a América, sobre todo a Argentina y a Cuba. La sociedad estamental del Antiguo Régimen desapareció con la instauración del liberalismo, y se transformó en una sociedad de clases.

 A pesar de la dureza de las condiciones laborales de los obreros, el movimiento obrero en España tuvo poca repercusión. En 1868 se organizó la sección española de la Primera Internacional. El anarquismo tuvo una rápida difusión en España, sobre todo en Cataluña, Andalucía y Valencia. Fundaron la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), el sindicato anarquista.

 El socialismo se difundió por España a través de Pablo Iglesias, fundador en 1879 del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En 1888, un congreso obrero decidió la creación de la Unión General de Trabajadores (UGT), organización sindical vinculada al PSOE que defendía la participación de los socialistas en la vida política y rechazaba la violencia del anarquismo. 

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